sábado, 25 de enero de 2014

Trafalgar II o como desmantelar un país

    La desmesurada ambición de los dirigentes y los accionistas de referencia de Iberia, apátridas sin limitación moral para vender a trozos su propio país, ha marcado los hitos vergonzosos de esta perfidia nacional. Especialmente Antonio Vázquez o ’007 al servicio de su Majestad’. En Trafalgar se combatió con coraje y honor. En el nuevo Trafalgar aéreo hemos sido víctimas de la avaricia y el deshonor.

    El egoísmo corporativo y la ceguera estratégica de los pilotos, una élite de 1.500 empleados sobre un total de 25.000 trabajadores, que estaban entre los que más cobraban y menos horas trabajaban. El ínclito Rajoy, sin un mínimo sentimiento de apego a su nación y con absoluta ignorancia de las consecuencias inmediatas de su insensatez, después de nacionalizar Bankia –convirtiendo así al Estado español con un 15% de participación en el primer accionista de la sociedad fusionada–, en lugar de hacerse con el control de IAG, a lo que estaba obligado, vendió la participación de control del Estado español, regalando la posición dominante de España en las conexiones aéreas con Latinoamérica a la compañía inglesa, ya que es en Londres donde se decide hoy lo que hasta esa traición se decidía en Madrid.

    La segunda derrota de Trafalgar

    Antonio Vázquez, el hombre que había desmantelado Tabacalera, una empresa española mítica, creada nada menos que en 1636, entregando la industria del tabaco español y francés a la británica Imperial Tobacco, preparó para Iberia el mismo proceso de desmantelamiento, a través de una fusión-trampa. Su mano derecha y consejero delegado ha tenido que dimitir por lo que en Fomento denominan eufemísticamente “déficit de gestión”. Sin embargo, Vázquez, responsable de ello, ha sido nombrado presidente no ejecutivo –solo está para cobrar– de IAG. Estos son los hechos:

    Se realiza la fusión entre una empresa quebrada, British, e Iberia. British Airways estaba quebrada, porque además de estar en pérdidas operativas sufría un déficit en su Fondo de Pensiones de 3.700 millones de libras, equivalente a unos 5.000 millones de euros, cifra que doblaba su capitalización bursátil. Además, las previsiones en su Memoria Anual de 2011 eran de pérdidas, aún mayores las de 2012 y 2013. Por su parte, Iberia llevaba 12 años en beneficios hasta que llegó Antonio Vázquez, tenía una caja acumulada de 2.200 millones de euros y un potencial enorme de crecimiento en su tráfico con Latinoamérica.

    Se la denomina una “fusión entre iguales”, cuando no lo eran. Se adjudica a los accionistas de Iberia el 45% de la nueva sociedad y el 55% a British. ¿Cómo rayos se hizo esta increíble valoración? Las acciones de Iberia se valoraron a 2 euros frente a los 3,6 que había ofrecido en 2007 el fondo americano TPG. Iberia en 2011 valía mucho más.

    Pero lo peor estaba por llegar. Primero, el regulador de pensiones británico obliga a Iberia y a IAG a financiar el déficit de pensiones de British. Segundo, el verdadero gestor de la empresa fusionada IAG, el CEO de British, Willie Walsh, un auténtico matón del East End en su comportamiento (2), empieza de inmediato el desmantelamiento sistemático de Iberia.

    El resultado es pavoroso. Iberia despide a 4.500 empleados, British contrata a 2.000. Iberia pierde un tercio de sus aviones, IAG compra 42 de larga distancia y ¡120 para Vueling! Y mientras, se dejan caer de viejos a los de Iberia. El dinero en caja se ha “evaporado”. De 700 vuelos diarios se ha pasado a 100, y los vuelos nacionales y europeos los han transferido a Vueling.

    Han eliminado las rutas de Madrid a Johanesburgo, Washington, Boston, Recife, La Habana, Santo Domingo, Montevideo, Puerto Rico, Berlín, Ámsterdam, Estocolmo, Atenas, El Cairo y Estambul. Y nos han “concedido” Madrid, Luanda, Accra y Noukchott. Iberia sólo vuela a Londres, Vueling a Londres, Cardiff y Edimburgo. La política de British, además, es ofrecer siempre precios más bajos que Iberia, al menos hasta que la destruya.[...]

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