martes, 23 de septiembre de 2014

Piedra a piedra el ábside de la Iglesia de San Martín en Fuentidueña, Segovia, fue desmontado y empaquetado. 284 toneladas guardadas en cajas y llevadas en un barco desde el puerto de Bilbao hasta Nueva York

    Pero esto no es el único caso de patrimonio artístico expoliado...entre las obras más significativas que rapiñaron durante la primera mitad del siglo XX se encuentran: el monasterio de Sacramenia, el monasterio de San Francisco en Cuéllar, el cenobio de Óvila en Trillo (para cuyo transporte se necesitaron 17 barcos), la portada de la Iglesia de San Vicente de Frías, fragmentos del arruinado castillo de Benavente, parte de la reja de la catedral de Valladolid (al precio de una peseta y quince céntimos el kilo), así como gran cantidad de artesonados algunos mudéjares de Teruel (tantos como para cubrir el Bernabeu).

    Un pillaje en el que participaron la propia iglesia, políticos, historiadores y funcionarios. Un patrimonio artístico inmenso y excepcional abandonó nuestro país rumbo al mejor postor. Siglos y siglos de historia embalados en cajas para ser exhibidos lejos de su contexto original, la mayor parte de las veces en América.

    Y el mayor artífice de este saqueo fue el magnate William Randolph Hearst, que inspiró a Orson Welles para el personaje de su mítica película Ciudadano Kane. Cuando Hearst buscaba una noticia, llamaba a un fotógrafo y después se inventaba una guerra. Cuando quería llevarse a casa una catedral, el trabajo era mucho más sencillo. Sólo necesitaba llamar a su factótum, Arthur Byne, el ladrón de guante blanco que expolio España.

    El arquitecto Byne durante los 20 años que vivió en España, desmembró decenas de iglesias, palacios y conventos, que trasladó a Estados Unidos, para que el Ciudadano Kane decorase con los despojos sus delirantes mansiones en Florida y California.[...]

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